Y también era para ella

Cuando se revela la verdad de las cosas, es decir, cuando respondes todas o la gran mayoría de esas preguntas existenciales incómodas, que llegan cuando uno no las llama, y cuando menos quieres recibirlas, el iluminado, o más bien la víctima de esa respuesta, lo primero que hace es revelarnos otra pregunta.
Qué hijo de puta...
La interesancia y el perseverantio en la mucha sabiduría para no ocultar nada, probablemente se esconde en ciencias tangibles y de esas cosas que la mayoría de la gente inteligente termina estudiando, con tal de escapar de éstos malditos que aún no nos dicen con claridad cómo llegaron a ese estado envidiable de resonancia magnética y absurdo cotidiano.
Yo a ratos los admiro y a ratos los odio, aunque es lo mismo, prefiero las matemáticas a la hora de componer, y componer a la hora de los logaritmos, y ninguno de los 2 aún me habla con claridad. Diablo bueno, diablo malo, como si no se entendieran, pero si conspiran contra mí!, me zumban en la oreja hasta dejarme enfermo de puro ruido (y pocas nueces).
A veces me da la impresión de que sólo le hablan a ella, con susurros, le guardan esa sabiduría con respeto y cuidado, porque sólo ella puede recibirla con tanta empatía, le sale natural, se nota.

Es como si la conocieran...

Que envidia...

Yo no la conozco...