Mujercomelibros

Búsqueda infinita por la igualdad
Cae desequilibrada en la realidad
Los libros te comieron el corazón
Por culpa de éste, de ese y del otro
cultura culpura culposa culpable

Me ordeno:
Ella no lo sabía, cuando lo supo, creyó seguir suponiendo, afortunadamente, el conocimiento nunca termina de decantar en un sinfín de vaivenes motívicos emotivos de los que los más tontos podrán arrepentirse, pero su inteligencia emocional intrínseca llega al tuétano y deriva en la circunstancia en la que sus ojos se sitúen. He ahí el lapsus, la transición errática, donde ella, y los otros, están de acuerdo en sus diferencias, y el conocimiento sería otra pérdida de tiempo, para la estadística, no así para la luz que sigue alumbrando a descerebrados como nosotros.

Me ordeno de nuevo:
Ella termina el libro, levanta la cabeza, observa las oraciones y consignas predeterminadas
En el vocabulario arcaico de popularidad antigua
Toma aire, respira como nunca, grita, pero no la callan
grita de nuevo, y nadie la calla
Bendita sea la libertad de expresión!, exclama
Vamos juntos a disfrutarla!
No suena la fanfarria, ni la orquesta de pueblo, ni el grito, ni la consigna, ni la pancarta. Concluye, escribe, agacha la cabeza, y se va
Espero que alguien la haya fotografiado, en el instante previo al fin de éste relato, para enamorarme, de una figura inexistente, y no de la realidad abundante en la prensa actual.

Ahora sí.

Belle and Sebastian - Wrapped Up In Books