Somos nosotros, los inadaptados, quienes soportamos el hedor del vino rancio, siempre y cuando salga de la boca de quien puede enseñarnos una buena historia, o cantar un tango solitario, imposible de interrumpir.
Aquí estamos a quienes no nos queda más que comunicarnos en tu lenguaje de cuento relatado de boca en boca. Somos el escrito tímido que nunca sale del papel, dentro de una maleta, debajo de la cama.
"Aquí estamos nosotros, los inadaptados" |
Debe ser el amor al viento suave con olor ahumado, de las viejas costumbres campesinas, de días largos, de conversaciones sin tiempo, reminiscencias de una caminata lenta que nunca anda hacia atrás, que nunca anda sola, por más que lo quisiera. Pero nosotros los inadaptados somos muchos, y tenemos una ley, caminamos por distintos senderos, pero al mismo ritmo, para encontrarnos cada dieciséis, veintisiete, o cincuenta años.
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