viernes, 13 de octubre de 2023

TDAH

No hay formas de escribir en paz. Tirar líneas sólo se puede dar con una cabeza abrumada y las entrañas confundidas. En este momento, podría declamar en voz alta de la alegría, como también caer rápidamente en depresión con un escrito propio. No es necesario entenderme, pero me urge desnudar el alma un ratito, y ojalá tener un orgasmo en el proceso. ¿O sufrir uno?

Pasar tiempo conmigo mismo se ha tornado bien tedioso, me cuesta seguir mi propio ritmo, y todavía entretenerme en ello. De concentrarme, ni hablar, podría empezar un escrito, leer 10 mensajes que ya he leído 20 veces antes, revisar carpetas que nunca ordenaré, y volver a escribir como si nada hubiera pasado.

Y no me vengan con eso de que debería retomar la terapia, porque hablando públicamente, solo y conmigo mismo, se me ha hecho suficiente para superar, y al mismo tiempo romantizar, la melancólica soledad.

A ésta altura, pienso que debería tener un libro, para entretener a otrxs despistadxs como yo, y que lo tomen sólo cuando van al baño y se olvidan de llevar el celular, no le encuentren ninguna continuidad, y se olviden que nunca llegaron al capítulo final. Me agrada la idea de simplemente ser un arrojo de palabras al viento sin esperar nada a cambio. Ni convertirlas en canción, ni poesía, como mucho en papel diagramado.

En este escrito de 297 palabras y 1691 caracteres que empecé en Agosto y termino en Octubre, tengo otras ideas en mente para continuar, pero las dejaré por ahí dando bote. Quizá se conviertan en otros muchos escritos, tirados en un basurero digital, que por suerte no me desordena la pieza, porque eso se vería muy mal, y se me perderían las boletas del agua y la luz entre los cachureos.

Mauricio Redolés - Mis Canciones

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