miércoles, 3 de septiembre de 2025

Acostúmbrame a los olores para poder extrañarlos

Después de un largo período de luces apagadas, unos cuántos meses encandilado y algunos parpadeos para acostumbrarme a tus colores, se marcó el contorno de las pocas sombras que aún te veo, y me gustan. Me gustan mucho.

Finalmente lograste administrar mis entrañas.

Esperaba este revoltijo de abstracciones sin sentido. Hablar solo, pero con tu voz en mi cabeza, sin decirte nada para no molestarte. Es mi turno de ser vulnerable, y ponerme de rodillas para apretarte las piernas.

Llegó el momento de buscar recetas sin ajo y sin cebolla, y leer tus manuales de convivencia. Tienen un mejor acabado que los míos. Si es que los tengo. Creo que los perdí entre tanto cambio de casa. Quizá los vuelva a escribir, dame tiempo. 

Espero que no sea demasiado tarde.

Sí, ya se que es mucho pedir. No soy ingenuo, conozco mis errores y limitaciones. Reconozco lo que entregué a medias para guardarme el resto, pero mis egoísmos siempre fueron momentáneos. Agradezco el espacio, los silencios, la paciencia y la impaciencia (necesaria). Al fin y al cabo, yo tampoco espero mucho de mí mismo, sólo quiero regalar todo lo que tengo, soltar la mezquindad que no me gusta, no me identifica, y contigo menos. Entregarse por completo es tu lenguaje del amor y yo siempre quise ir a tus pasos, a tus caderas, a tus abrazos.

La verdad, es que sé que es tarde, y que nunca es tiempo. Podría pensar que unos 12 ó 13 años tarde, incluso. Pero al menos me viví esta distopía, y las ganas de vivirla a concho siempre estuvieron. 

El que no estaba era yo. 

Creo que ahora tampoco, honestamente.


Astrud - Cambio de idea

1 comentario:

Anónimo dijo...

Clásico. Siempre con el arrepentimiento a última hora.