1
Te propongo firmar un pacto de compañerismo, con derecho a la quema de todas sus copias.
Te propongo un pacto de proyecciones cósmicas, ojalá ridículas al ojo humano. Y a la participación absoluta de nuestra errática emocionalidad.
Te propongo una utopía a destiempo y con sabor a añejo, exclusivamente por los vagabundos que bacilan a la monarquía hasta el cansancio.
Te propongo, que cuando nos miremos viajemos entre tanta y tanta gente que nos rodea, haciéndoles bromas que sólo nosotros entendemos, y que esa complicidad nos siga hasta la fantasía del alzheimer.
Alimentemos a dos gigantes sin miedo, que con su torpeza nos enseñen a tropezar con estilo, a acertar el paso a paso de zapatillas que pintan la calle.
Te propongo reírnos de todo, el absurdo de la vida como referente, ponerle chinches a los zapatos de vestir, petardos en los amplificadores, bombitas de agua a los vigilantes, y tocar todos los timbres de las casas blancas.
Te propongo un amor daltónico, pero no el de mi torpe noción de los colores, sino el de Roque Dalton, o Redolés, o Bertoni, que para nosotros es como lo mismo.
Celebremos la porfía de seguir adelante, no sólo remando contra la corriente, sino insistiendo en que el cauce completo debe ir montaña arriba, convenciendo gota a gota, pez a pez, piedra por piedra.
2
Desenmaraño el nudo de palabras que las mariposas depositaron el 10 de agosto, las descifro, pero con porfía se vuelven a encriptar. Te quiero te dije una mañana, y te amo una noche. Te amé de nuevo otras mañanas, y así sucesivamente. Vengo descubriéndote desde que nos descubrimos, miramos al mismo tiempo que en el mundo todo estaba al descubierto, e hicimos un hogar para cubrirnos de tanto descubrimiento. Ayer yo te gusté tanto como te quiero gustar mañana, y me descubro aceptando hasta los vacíos que dejan las transformaciones.
3
Sin darnos cuenta estábamos inmersos en el quehacer
acuñando conceptos, adoptándolos nuevamente
aprendimos juntos, firmábamos pactos de sangre
adherimos, agrupamos, concentramos, sin rendirnos
nuestro amor es un secreto a voces.
4
Un vino rojo de hermosas piernas, de brazos metálicos, de piernas fértiles, soltura de caderas, y sobre todo, pero muy por sobre todo, sentido del humor. Aprendimos a querernos en la adversidad capitalista, machista, patriarcal, injusta, despiadada, fétida de insensibilidades, donde hasta plantar una lechuga es un acto revolucionario.
No podemos sino tomar tu ira y mi pena eterna, mezclarla en los cimientos del viejo mundo, y cosechar una victoria común, absoluta, sobre escombro monetario.
No somos un bólido de ira y una máquina de parir. Somos dos, y somos cuatro, somos diez y somos cien. Somos nosotros los que organizamos una finta orgásmica al mundo que nos parió con desgano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario