miércoles, 17 de marzo de 2021

En un café llamado Hemingway

En esta pequeña oportunidad, me gustaría explicarte un poco, lo que pienso que pasó, y lo que pensé que pasaría.
No tuve tiempo de hacerlo racional. Tampoco lo permitiste. Eso fue un poco injusto, porque a esta altura, todos sabemos lo que ocurre si no permites que el otro te entregue la supuesta última palabra. Y para peor, me dejaste con el beso en la boca.
Si me hubieras regalado al menos 5 minutos más, habría alcanzado a decirte que caí en éxtasis las horas que fingí ser tu amigo, un viejo amigo, que por dentro estaba a punto de explotar, y que entre cada una de las dos noches que dormimos juntos (Tú dormías, yo no pude pegar un ojo en tres semanas), no paraba de buscar la explicación de por qué yo, cómo me permitiste desplegar el deseo de años de confianza, la pesadilla de la friend zone, la utopía que venía de vuelta, y me hacía chocar contra esa gran muralla que era tu nombre.
Todo un misterio el pasadizo al que me invitaste a participar, ser tuyo un rato, oler tu pelo, tocarte bajo las sábanas, exceder del momento, reinventar la confianza, marcar nuevas distancias. Me estremezco de solo pensar, que con otros 5 minutos, éramos capaces de romper todo cerco que nuestras diferencias habían construido, quién sabe cuándo, ni dónde, ni importa.
Eran otros tiempos: Una suerte de crisis no presagiada por la psicología invadía lo que queríamos ser, pero nunca te sumaste a la revuelta. Te contaría también los planes que habían para el porvenir, si me das otros 5 minutos.
Te siento reír en esta declaración, y no puedo pensar en que te identifiques con la poesía que llegaste a hacer brotar de mis dedos, que se derretían en cascadas de letras y música, inundaron mi espacio, el de mis amigos, el de los vecinos, y más de alguna cruzó la cordillera. Era una tragedia suave navegar entre notas fértiles que se acumulaban en el piso, y que asustaban a quien osara acercarse al muerto caminante enamorado que me había convertido. Una felicidad como esa no es comprendida por nadie, porque si viera a un sujeto sentado arriba de un piano, moviendo los brazos, acariciando papeles para empujarse a la orilla del río, que se desploma sin mirar abajo, y se jacta de su nueva cordura, tampoco tendría mi apoyo.
Me faltaron 5 minutos para salir de lo cierto y hacerlo real. En absoluto concreto, la fantasía funciona así, el deseo también, pero nunca supe si tu anhelo era la devoción que te ofrecí, ingenuamente, contraatacando la indiferencia y los malos tratos. Nadie merece eso, pero me empeñé en que salieras conmigo una vez más a creer en lo que ya nadie cree, ser diferente de mejor manera que el diferente que llegó primero, y segundo, y tercero.
Tuve mucho miedo, y todavía lo tengo, por la certeza de tu desaparición, y de mi voluntad de no volver a insistir en vano para pedirte una visita corta, afuera de tu trabajo, con la excusa de que iba pasando por ahí, o que necesito hablar urgente contigo, saber de ti, resolver el presentimiento de que no estás bien, que te pasan cosas y que un amigo, que finge no contener las 7 plagas en el estómago con tu presencia, no puede ayudarte. Pero al menos alteraría tu vida, a cambio de un tiempo para vomitar, al fin, la verdad de mi insistente vuelta a tu vida, y sólo saber que estás bien, por 5 minutos.


Qué linda que estás,
sos un caramelo te veo en el recreo y me vuelvo loco,
todas las cosas que me gustan,
tienen tu cara
y espero los asaltos,
así juego a la botellita con vos,
mi bomboncito
Qué excitante que estás,
tendrías que saberlo,
esa cola es la manzana más buscada,
y esos senos el alimento de mi creación,
quisiera arrancarte un día
y morirme en un telo con vos,
o quizás en un auto.
Han pasado cinco años,
asumiste las cosas
hace tiempo que estoy buscando mi verdadero yo,
hay una especie de simbiosis,
lo dijo mi psicóloga
haría bien a la terapia
alejarme un tiempo
(unos setenta años)
Cómo estás querida
tengo esposa e hijos,
de vez en cuando hablo con ella
y hasta hago el amor,
no es que quiera molestarte,
pero me es imprescindible
sentarme en un café,
y soñar un poco
y tal vez amarnos
Y ha pasado mi hora,
quién robo mis años,
cambio a toda esta familia
por un segundo con vos,
si te veo ahora,
aunque termine en un hospicio,
tomo una botella
y juego a la botellita con vos...

No hay comentarios: